¿Cómo podría empezar? ¿Cómo podría expresar lo que ha significado para mí vivir el ayuno en Segart?
Quizá deba empezar contándoos qué fue lo que en principio me animó a acudir al Ayuno. Desde hacía tiempo me sentía pesada, con malas digestiones, la barriga hinchada y ardores de estómago. Recordé los ayunos de Segart que me había relatado mi amigo Xavi y a los que él había acudido ya en dos ocasiones. Me animé a apuntarme con la esperanza de mejorar mis digestiones y también para depurar mi organismo. Pero después de ya haberme apuntado, estaba un día pensando y me di cuenta que en realidad el ayuno, no era para mí sino un paso más en el proceso de vida que yo ya estaba llevando y trabajándome a otros niveles. Intentando depurarme mental, psicológica y espiritualmente. Intentando parar y vaciar de cosas que me habían llenado hasta ahora. Para adquirir nuevas perspectivas, para mejorar como persona. Parar, vaciar, limpiar y dejar un espacio vacío y limpio para poder volverlo a llenar. Y entonces ví claro cómo las personas somos un todo. Nuestra mente y nuestro cuerpo van a una, si los separamos la cosa va mal.
Comencé el régimen del preayuno y ya los primeros días noté la mejoría en mi estómago y dejé de tener ardores. Bueno, pensé, ya sólo por esto vale la pena.
Y llegó el día de ir a Segart. Y lo que allí encontré y lo que allí viví, no lo había imaginado ni por un momento.
La gente en general se sorprende cuando les dices que te vas una semana para estar en un lugar donde no vas a comer en 6 días, solamente vas a beber agua y encima pagas. Si sólo fuera eso… Pero no. El ayuno en Segart es mucho más que eso. Yo me quedo con las caras de la gente, con los abrazos, los besos, algunas lagrimitas furtivas y muchas sonrisas. Me quedo con la vida que se da a raudales, con la toma de tensión y el peso por las mañanas, los estiramientos, las meditaciones. Las actividades, los paseos por la montaña, por la playa. Las charlas del Dr. Paco Verdú. Las dinámicas: Biodanza, yoga, Aikido. La hidroterapia de colon. Los pequeños malestares que sabes que son un paso necesario para estar mejor después. Las infusiones por la mañana, por la noche. Las charlas, las recetas vegetarianas apuntadas en una libreta. Los textos para reflexionar y las reflexiones que cada uno aportaba después de las meditaciones, pidiendo o dando gracias Dios. Me quedo con el cariño. Con el caldito de la última noche y la manzana del último día que nos supieron a gloria. Con las fotos preciosas y con los paisajes, las flores, el cielo, las montañas, el arco iris. Me quedo con todo eso y con toda la gente del ayuno y de Betsaida prendida para siempre en el corazón.
Cuando le contaba a una amiga cuánto me gustaba abrazar y besar a todos por la mañana y por la noche, me preguntó: ¿Y tú con eso ya te alimentabas?
Y yo le contesté: Claro, porque no sólo de pan vive el hombre.
Y solamente te das cuenta de estas cosas cuando te falta el alimento, te das cuenta de que hay muchas cosas importantes de las que poderse también alimentar. Y te das cuenta de lo mal que tratamos a los alimentos y lo poco que los valoramos.
Ahora, después de dos semanas y media de haber finalizado el ayuno, puedo decir que me encuentro mejor que antes de comenzar el proceso. Cuando volví del ayuno estaba por supuesto algo débil, pero poco a poco me recuperé de fuerzas hasta el punto de encontrarme mejor, más ligera y enérgica y con menos sueño y sopor tras las comidas. También deciros que el ayuno me ha servido para replantearme mi alimentación y comenzar a seguir los consejos de dieta vegetariana del Dr. Verdú.
Por último os diré que para mí el ayuno en Segart ha sido una gran experiencia y me ha reportado no sólo salud física sino también mental y sobre todo me ha hecho ganar un puñado de amigos. Amigos de verdad. Porque cuando abrazas y besas a alguien como se abraza y besa en Segart, esa persona ya será por siempre tu amigo.
Bueno y para acabar aquí os dejo un poema que escribí justo antes de ir a Segart, bajo la expectativa de vivir intensamente el ayuno:
AYUNO (27-3-2009)
Ahora me siento liviano,
no peso nada.
Ya me deshice del lastre que soportaba.
Ahora me siento ligero
y esta mañana,
vi florecer el verano sobre mi alma.
Agua que riegas mis venas
rocío del alba,
ven a lavar mis entrañas de madrugada.
Brisa que vienes del monte
brisa lejana,
ven a secar mis heridas, que me hace falta.
Hace tiempo que arrastraba
una fuerte carga,
que estaba trabando mi mente, mi cuerpo y alma.
Y por fin he comprendido
lo que me pasa,
todo lo que me llenaba ya no me sacia.
Algo caducó en mi seno
algo se ha muerto,
pero renació con fuerza un “yo” más nuevo.
Ahora me siento liviano
y sin peso a rastras,
hoy podré emprender el vuelo hacia el mañana.
Quizá deba empezar contándoos qué fue lo que en principio me animó a acudir al Ayuno. Desde hacía tiempo me sentía pesada, con malas digestiones, la barriga hinchada y ardores de estómago. Recordé los ayunos de Segart que me había relatado mi amigo Xavi y a los que él había acudido ya en dos ocasiones. Me animé a apuntarme con la esperanza de mejorar mis digestiones y también para depurar mi organismo. Pero después de ya haberme apuntado, estaba un día pensando y me di cuenta que en realidad el ayuno, no era para mí sino un paso más en el proceso de vida que yo ya estaba llevando y trabajándome a otros niveles. Intentando depurarme mental, psicológica y espiritualmente. Intentando parar y vaciar de cosas que me habían llenado hasta ahora. Para adquirir nuevas perspectivas, para mejorar como persona. Parar, vaciar, limpiar y dejar un espacio vacío y limpio para poder volverlo a llenar. Y entonces ví claro cómo las personas somos un todo. Nuestra mente y nuestro cuerpo van a una, si los separamos la cosa va mal.
Comencé el régimen del preayuno y ya los primeros días noté la mejoría en mi estómago y dejé de tener ardores. Bueno, pensé, ya sólo por esto vale la pena.
Y llegó el día de ir a Segart. Y lo que allí encontré y lo que allí viví, no lo había imaginado ni por un momento.
La gente en general se sorprende cuando les dices que te vas una semana para estar en un lugar donde no vas a comer en 6 días, solamente vas a beber agua y encima pagas. Si sólo fuera eso… Pero no. El ayuno en Segart es mucho más que eso. Yo me quedo con las caras de la gente, con los abrazos, los besos, algunas lagrimitas furtivas y muchas sonrisas. Me quedo con la vida que se da a raudales, con la toma de tensión y el peso por las mañanas, los estiramientos, las meditaciones. Las actividades, los paseos por la montaña, por la playa. Las charlas del Dr. Paco Verdú. Las dinámicas: Biodanza, yoga, Aikido. La hidroterapia de colon. Los pequeños malestares que sabes que son un paso necesario para estar mejor después. Las infusiones por la mañana, por la noche. Las charlas, las recetas vegetarianas apuntadas en una libreta. Los textos para reflexionar y las reflexiones que cada uno aportaba después de las meditaciones, pidiendo o dando gracias Dios. Me quedo con el cariño. Con el caldito de la última noche y la manzana del último día que nos supieron a gloria. Con las fotos preciosas y con los paisajes, las flores, el cielo, las montañas, el arco iris. Me quedo con todo eso y con toda la gente del ayuno y de Betsaida prendida para siempre en el corazón.
Cuando le contaba a una amiga cuánto me gustaba abrazar y besar a todos por la mañana y por la noche, me preguntó: ¿Y tú con eso ya te alimentabas?
Y yo le contesté: Claro, porque no sólo de pan vive el hombre.
Y solamente te das cuenta de estas cosas cuando te falta el alimento, te das cuenta de que hay muchas cosas importantes de las que poderse también alimentar. Y te das cuenta de lo mal que tratamos a los alimentos y lo poco que los valoramos.
Ahora, después de dos semanas y media de haber finalizado el ayuno, puedo decir que me encuentro mejor que antes de comenzar el proceso. Cuando volví del ayuno estaba por supuesto algo débil, pero poco a poco me recuperé de fuerzas hasta el punto de encontrarme mejor, más ligera y enérgica y con menos sueño y sopor tras las comidas. También deciros que el ayuno me ha servido para replantearme mi alimentación y comenzar a seguir los consejos de dieta vegetariana del Dr. Verdú.
Por último os diré que para mí el ayuno en Segart ha sido una gran experiencia y me ha reportado no sólo salud física sino también mental y sobre todo me ha hecho ganar un puñado de amigos. Amigos de verdad. Porque cuando abrazas y besas a alguien como se abraza y besa en Segart, esa persona ya será por siempre tu amigo.
Bueno y para acabar aquí os dejo un poema que escribí justo antes de ir a Segart, bajo la expectativa de vivir intensamente el ayuno:
AYUNO (27-3-2009)
Ahora me siento liviano,
no peso nada.
Ya me deshice del lastre que soportaba.
Ahora me siento ligero
y esta mañana,
vi florecer el verano sobre mi alma.
Agua que riegas mis venas
rocío del alba,
ven a lavar mis entrañas de madrugada.
Brisa que vienes del monte
brisa lejana,
ven a secar mis heridas, que me hace falta.
Hace tiempo que arrastraba
una fuerte carga,
que estaba trabando mi mente, mi cuerpo y alma.
Y por fin he comprendido
lo que me pasa,
todo lo que me llenaba ya no me sacia.
Algo caducó en mi seno
algo se ha muerto,
pero renació con fuerza un “yo” más nuevo.
Ahora me siento liviano
y sin peso a rastras,
hoy podré emprender el vuelo hacia el mañana.
(Unas cuantas fotos más)